Tres características que definen el TDAH y todos pasan por alto
Escrito por William Dodson, M.D.
Traducido por la Dra. Elena Díaz de Guereñu
Texto original en inglés
Los síntomas de TDAH que aparecen en los libros – inatención, hiperactividad e impulsividad – no reflejan varias de las características más relevantes: las que configuran tus percepciones, emociones y motivación. El Dr. William Dodson explica aquí cómo reconocer y manejar las auténticas características que definen el TDAH.
El DSM-V, la biblia del diagnóstico psiquiátrico, enumera 18 criterios diagnósticos para el Trastorno por Déficit de Atención (TDAH o TDA). Los médicos lo usan para identificar los síntomas, las compañías de seguros lo usan para determinar la cobertura y los investigadores lo usan para determinar las áreas que han de estudiarse.
El problema es que estos criterios sólo describen cómo afecta el TDAH a niños de entre 6 y 12 años, y eso ha llevado a diagnósticos erróneos, malentendidos y tratamientos fallidos en adolescentes, adultos y ancianos.
La mayoría de las personas, médicos incluidos, sólo tiene una vaga comprensión de lo que significa el TDAH. Suponen que equivale a hiperactividad y falta de concentración, principalmente en niños. Están equivocados.
Cuando damos un paso atrás y preguntamos: “¿Qué es lo que tienen en común todas las personas con TDAH y que no experimentan las personas sin TDAH?”, un conjunto diferente de síntomas toma forma.
Desde esta perspectiva, surgen tres características definitorias del TDAH que explican todos los aspectos del trastorno:
- sistema nervioso basado en el interés
- sobreexcitación emocional
- sensibilidad al rechazo
1. Sistema nervioso basado en el interés
¿Qué es un sistema nervioso basado en el interés?
A pesar de su nombre, el TDAH en realidad no provoca un déficit de la atención. Lo que provoca es una atención irregular que sólo se activa en determinadas circunstancias.
Las personas con TDAH a menudo dicen que “se enchufan” o “cogen ritmo”. Son formas de describir un estado de hiper-foco; una concentración intensa en una tarea particular, durante la cual el individuo siente que puede lograr cualquier cosa. De hecho, se puede centrar tanto que el adulto con TDA llega a perder por completo el sentido del tiempo.
Este estado no se activa por una orden del profesor o un encargo del jefe. Sólo puede provocarlo una sensación momentánea de interés, competición, novedad o urgencia debida al final de un plazo a vida o muerte.
El sistema nervioso con TDAH está basado en el interés más que en la importancia o la prioridad.
¿Cómo reconocer un sistema nervioso basado en el interés?
A menudo, los médicos preguntan: “¿Puedes prestar atención?” Y la respuesta suele ser: “A veces”.
Esta es una pregunta equivocada. Los padres, seres queridos y maestros que responden con frecuencia reconocen frustración, porque te han visto concentrarte en algo que te gusta – como los videojuegos – durante horas, por lo que tu incapacidad para lograr esa misma concentración en otras tareas y proyectos se interpreta como actitud desafiante o egoísta.
Lo que los médicos deberían preguntar es: “¿Alguna vez has podido involucrarte y mantenerte involucrado?” Y también, “Una vez te has comprometido, ¿alguna vez has visto que no podías hacer algo?”
Cualquier persona con TDAH responderá algo como lo siguiente: “Siempre soy capaz de hacer cualquier cosa que yo quiera, siempre que me involucre por interés, desafío, novedad, urgencia o pasión”.
“Nunca he podido recurrir a las tres cosas que organizan y motivan a los demás: importancia, recompensas y consecuencias”.
¿Qué se puede hacer para manejar un sistema nervioso basado en el interés?
Un plan eficaz de manejo del TDAH necesita dos partes:
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- medicación para nivelar el terreno de juego neurológico
- un nuevo conjunto de reglas que te enseñe a involucrarte a demanda
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Los medicamentos estimulantes son muy buenos para evitar que las personas con TDAH se distraigan una vez que están involucradas, pero no ayudan a involucrarse desde el principio.
Los sistemas de planificación y organización suelen estar diseñados para cerebros neurotípicos que utilizan la importancia y el tiempo para despertar la motivación. En tu caso, debes crear tu propio “manual del propietario” para despertar el interés, centrándote en cómo y cuándo rindes más, y creando esas circunstancias desde el principio.
Este trabajo es muy personal e irá cambiando con el tiempo. Puede incluir estrategias como “duplicar el cuerpo” o pedirle a otra persona que se siente contigo mientras trabajas. O “inyectar interés” transformando con imaginación una tarea que, de otra manera, sería aburrida. Por ejemplo, una estudiante de Anatomía aburrida de estudiar puede imaginarse que está aprendiendo para salvar la vida de su estrella favorita.
2. Sobreexcitación emocional
¿Qué es la sobreexcitación emocional?
La mayoría de las personas cree que el TDAH produce una hiperactividad visible. Esto sólo ocurre en el 25% de los niños y el 5% de los adultos. El resto experimenta una sensación interna de sobreexcitación. Cuando pido a personas con TDAH que lo expliquen, dicen:
- “Siempre estoy en tensión. Nunca me puedo relajar “.
- “No puedo sentarme a ver un programa de televisión con el resto de la familia”.
- “No puedo apagar el cerebro y el cuerpo para irme a dormir por la noche”.
Las personas con TDAH tienen pensamientos y emociones apasionados, más intensos que los de una persona normal. Sus momentos altos son más altos y los bajos son más bajos. Esto significa que experimentan, tanto la felicidad como la crítica, con más fuerza que sus compañeros y familiares.
Los niños con TDAH saben que son “diferentes”, lo que rara vez se percibe como algo bueno. Pueden desarrollar una baja autoestima, porque se dan cuenta de que no consiguen involucrarse y terminar lo que comienzan y porque los niños no distinguen entre lo que haces y lo que eres. La vergüenza puede convertirse en una emoción dominante en la edad adulta, a medida que los duros diálogos interiores, o las críticas de los demás, van arraigando.
¿Cómo reconocer la sobreexcitación emocional?
Los médicos están preparados para reconocer los trastornos del estado de ánimo, pero no la mayor intensidad de esos estados de ánimo que es propia del TDAH. Muchas personas con TDAH son diagnosticadas erróneamente al principio de un trastorno del estado de ánimo. Como media, un adulto verá a 2,3 médicos y realizará 6,6 pruebas con antidepresivos antes de ser diagnosticado de un trastorno por déficit de atención.
Los trastornos del estado de ánimo se caracterizan por estados de ánimo que han cobrado vida propia, al margen de los acontecimientos de la vida de la persona, y que suelen durar más de dos semanas. Los estados de ánimo creados por el TDAH se desencadenan casi siempre por acontecimientos y percepciones, y se resuelven muy rápidamente. Son estados de ánimo normales en todos los sentidos, excepto por su intensidad.
Los médicos deberían preguntar: “Cuando te enfadas, ¿se te suele pasar pronto?” “¿Sientes que no puedes sacarte de la cabeza un determinado pensamiento o idea cuando quieres?”
¿Qué se puede hacer para manejar la sobreexcitación emocional?
Para contrarrestar los sentimientos de vergüenza y baja autoestima, una persona con TDAH necesita el apoyo de personas que la consideren buena o útil. Puede ser un padre, un hermano mayor, maestro, entrenador o incluso un vecino amable. Cualquiera, con tal de que piense que eres bueno, simpático y capaz, especialmente cuando las cosas van mal. Esta persona “animadora” debe ser sincera, porque las personas con TDAH son excelentes detectores de mentiras.
El mensaje principal de una persona animadora es: “Te conozco, eres una buena persona. Si alguien podría haber superado esos problemas con trabajo duro y pura capacidad, habrías sido tú. Eso me dice que hay algo que no vemos y se interpone en tu camino; quiero que sepas que estaré contigo hasta que sepamos qué es y dominemos ese problema”.
La verdadera clave para combatir la baja autoestima y la vergüenza es ayudar a la persona con TDAH a descubrir cómo tener éxito con su especial sistema nervioso. Así, la persona con TDAH no se queda a solas con sentimientos de vergüenza o culpa por no alcanzar sus objetivos.
3. Sensibilidad al rechazo
¿Qué es la sensibilidad al rechazo?
La disforia sensible al rechazo (DSR) es una vulnerabilidad intensa ante la percepción – que no siempre responde a la realidad – de sufrir el rechazo, las burlas o la crítica de personas importantes. La DSR causa un dolor emocional extremo, que también puede desencadenarse por una sensación de fracasar o de quedarse corto: no cumplir con los elevados estándares que se ha fijado o con las expectativas de los demás.
Es una reacción primitiva, que a las personas con TDAH a menudo les cuesta describir. Dicen: “No sé cómo explicártelo, pero no puedo soportarlo”. Muchas personas experimentan la DSR como dolor físico, como si hubieran sido apuñaladas o golpeadas justo en mitad del pecho.
Con frecuencia, esta reacción emocional permanece oculta a los demás. Las personas que la experimentan no quieren hablar de ella, debido a la vergüenza que les produce su falta de control, o a que no quieren que la gente conozca esta gran vulnerabilidad.
¿Cómo reconozco la sensibilidad al rechazo?
La pregunta que puede ayudar a identificar la DSR es: “Durante toda tu vida, ¿has sido siempre mucho más sensible que las personas que conoces al rechazo, las burlas, las críticas o a tu propia percepción de haber fallado?”
Cuando una persona internaliza la respuesta emocional de la DSR, aparece como un desarrollo repentino de un trastorno del estado de ánimo. La persona puede ser calificada de “caso extremo” que hay que “tratar de inmediato”. Cuando la respuesta emocional de la DSR se exterioriza, aparece como una explosión de ira. La mitad de las personas que reciben cursos de manejo de la ira por orden judicial tenían previamente un TDAH no reconocido.
Algunas personas evitan el rechazo volviéndose complacientes. Otras optan por no hacer nada y ni siquiera lo intentan, porque cualquier esfuerzo les provoca mucha ansiedad.
¿Qué se puede hacer para manejar la sensibilidad al rechazo?
Un 98-99% de los adolescentes y adultos con TDAH reconoce tener DSR. Para el 30%, la DSR es el aspecto más perjudicial de su TDAH, en parte porque no responde a la terapia.
Los medicamentos alfa-agonistas, como la guanfacina y la clonidina, pueden ayudar a tratarla. Sólo una de cada tres personas experimenta alivio con cada uno de esos medicamentos, pero el 60% experimenta beneficios sólidos cuando prueba ambos. Cuando se trata con éxito, las personas con DSR reconocen sentirse “en paz” o tener un “blindaje emocional”. Ven las mismas cosas que antes les hacían daño, pero ahora ya no se lo hacen. También dicen que, en lugar de tener tres o cuatro pensamientos a la vez, ahora tienen uno solo.
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