Cuando los hermanos no paran de pelear

Cómo mantener la paz y ayudar a los niños a resolver los conflictos.

Katherine Martinelli

Cualquier persona que tenga más de un hijo sabe que los hermanos, incluso los que son mejores amigos, pueden pelearse. Y esto es comprensible: se ven obligados a vivir bajo el mismo techo y pasar gran parte de su tiempo libre juntos. Inevitablemente, compiten por una atención y recursos limitados. ¿Quién no se irritaría en esa situación, al menos de vez en cuando?

Pero, ¿qué debe hacer un padre cuando las cosas empeoran y parece que los niños están peleando todo el tiempo? Esta situación puede hacer que el hogar se sienta como un campo de batalla y que los adultos parezcan más negociadores de paz que padres. Afortunadamente, la Dra. Stephanie Lee, directora del Centro de Trastornos del Comportamiento y TDAH del Child Mind Institute, dice que hay un lado positivo.

Si bien las disputas entre hermanos ciertamente pueden ser estresantes, “tener hermanos da a los niños buenas prácticas para las habilidades sociales que necesitan en el mundo real. Si los padres ven esto como una oportunidad de enseñanza, eso puede ser realmente positivo”, dice la Dra. Lee. Aprender a navegar de manera saludable en los conflictos entre los hermanos puede enseñarles a los niños cosas como tomar turnos, compartir, autonomía corporal, cuándo recurrir a un adulto y a usar palabras en lugar de la fuerza física para resolver un problema.

Aquí hay algunas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a mantener la paz en el hogar.

Llegar a la raíz del conflicto

Muy a menudo, los padres terminan siendo árbitros, separando peleas y contando faltas a medida que suceden, una y otra vez. Sin embargo, para realmente romper el ciclo, es crucial dar un paso atrás e intentar conocer cuál es la raíz del conflicto para poder abordarla. Por ejemplo, si parece que sus hijos siempre pelean por los juguetes, intente buscar un patrón. ¿Cuándo sucede?

La Dra. Lee señala que con frecuencia los hermanos comenzarán a pelear por un juguete sin razón alguna, después de un breve período de paz. “La razón por la que los niños podrían estar luchando es por atraer la atención de sus padres después de haber jugado bien durante un largo período de tiempo”, dice la Dra. Lee. “A los niños no les interesa tanto el juguete, sino que han descubierto estos patrones de comportamiento que cuando grito, cuando pateo, alguien se involucra de inmediato”.

Elogiar lo positivo

Sentar algunas bases positivas puede ayudar a reducir estos comportamientos negativos. Esto se puede hacer cambiando el enfoque para reconocer el comportamiento cooperativo a medida que sucede. “Deténgase y elogie a sus hijos en ese momento por jugar en colaboración”, sugiere la Dra. Lee. “Participe de manera proactiva para decir: “Qué bien que están compartiendo ese juguete” o “Qué bien se turnan para jugar” o “Me encanta cómo están jugando juntos”. Dejarlos saborear esa atención positiva puede ayudar a reducir su necesidad de atención negativa en el futuro.

“Por cada vez que los vea peleando, usted querrá verlos tres o cinco veces más jugando muy bien juntos”, señala la Dra. Lee. “Queremos incentivar eso para cambiar realmente su comportamiento”.

Haga un plan

Por supuesto, aún con todo el refuerzo positivo en el mundo, los hermanos van a pelear. Otra cosa que los padres pueden hacer con anticipación es entrenar a los niños, en particular al hermano mayor, sobre cómo responder de una manera productiva en lugar de intensificar un conflicto. Por ejemplo, puede decir a su hijo que si su hermano le golpea o le arrebata un juguete, debe venir y avisarle tranquilamente en lugar de tomar represalias. O si un hermano menor siempre está derribando las estructuras, por ejemplo, el padre puede entrenar al hermano mayor para que vaya a una habitación separada a construirlas o para que las construya específicamente para que el otro las destruya.

Además, los padres pueden dejar en claro que existe una diferencia entre correr hacia un padre cada vez que hay un desacuerdo mínimo y buscar ayuda para resolver un problema. Y, por supuesto, deberían alertar a un adulto si un hermano se pone violento.

Si hay una fuente constante de conflicto, podría ser de ayuda hacer un plan para aliviar la tensión. La Dra. Lee trabaja con un grupo de hermanos mayores que siempre peleaban por ir en el asiento delantero del pasajero en el automóvil. Entonces hicieron un plan y ambos estuvieron de acuerdo: un hermano se sentaría en el asiento delantero en los días pares y el otro niño durante los días impares, y eso fue todo. Sabían qué esperar y tenían una solución predecible que remedió el conflicto.

Programar una alarma para tomar turnos con ese objeto codiciado es otra táctica excelente y fácil de hacer. Y es importante tener claro qué artículos se deben compartir y cuáles se pueden reservar. ¿Está prohibido un juguete nuevo? ¿Ciertos artículos especiales? Los padres pueden dar a los niños tres calcomanías o pegatinas, por ejemplo, para que etiqueten tres cosas especiales que están fuera del acuerdo y que se podrán cambiar a medida que cambian sus estados de ánimo y gustos.

Lo importante es ser claro y constante, y establecer resultados predecibles, todo mientras los elogia en cualquier momento que hagan un buen trabajo con el acuerdo. “Cuanto más proactivo pueda ser, mejor será en términos de preparar el escenario para el éxito”, aconseja la Dra. Lee.

Premiar, no denunciar

Otra forma de crear una dinámica social más positiva es celebrar los elogios en lugar de las denuncias. Celebrar el elogiar, como describe la Dra. Lee, es llamar la atención a alguien celebrando un comportamiento positivo. Así que aliente a sus hijos a que vengan y le digan cuándo su hermano comparte un juguete o demuestra amabilidad, luego haga énfasis en celebrar las acciones positivas de ambos niños. Dependiendo de la cultura de su familia, es posible que desee comenzar un frasco de monedas que les dé una noche de pizza cuando esté lleno o usar algún otro medio para documentar todas las buenas acciones.

Si le quita algo, devuélvalo

Incluso con todas estas medidas, habrá ocasiones en que los niños jueguen tira y afloja con un juguete y parece que la única forma de intervenir es eliminar la fuente del conflicto. La Dra. Lee dice que está muy bien hacer eso, pero debe asegurarse de devolverles el juguete en unos minutos y darles la oportunidad de practicar su uso de manera adecuada; de lo contrario, realmente no están aprendiendo a trabajar en colaboración. Esto puede significar que acepten tomar turnos con la ayuda de un reloj alarma y luego alabarlos cuando hagan un buen trabajo.

Olvídese de lo justo

“¡Eso no es justo!” Es un grito común en niños de todas las edades, y es fácil para los padres quedar atrapados en asegurarse de que todo esté en equilibrio entre los hermanos. Pero como señala la Dra. Lee, la vida no es justa y no es realista que cada cosa en el hogar sea igual en todo momento. El niño mayor puede quedarse despierto hasta más tarde y el niño menor puede sentir que esto es una gran injusticia, “depende de la cultura de su familia y de lo que le resulte cómodo”, dice.

Si hay descontento por algo como esto, los padres pueden explicar la lógica detrás de la excepción “injusta”, pero “no necesitamos dar explicaciones ante todo”, dice la Dra. Lee. “Si esa es la regla, esa es la regla”.

Los padres pueden modelar cómo lidiar con la injusticia al compartir historias con sus hijos sobre cosas que les parecieron injustas y cómo lo enfrentaron. Por ejemplo, alguien en el trabajo obtiene más días de vacaciones porque ha estado en la organización más tiempo. Eso puede parecer injusto, pero pueden entender por qué funciona de esa manera.

Pero, en general, la Dra. Lee dice: “Me he dado cuenta con los niños que en realidad terminan diciendo ‘eso no es justo’ no tanto porque están tan preocupados por la equidad, sino porque eso es lo que hace que sus padres los atiendan”.

Necesidades especiales

¿Y qué pasa cuando uno tiene desafíos emocionales o de desarrollo que pueden demandar atención o adaptaciones adicionales? La Dra. Lee dice que aborde esta situación de manera similar: con previsión, planificación y muchos elogios positivos.

Hablar abiertamente sobre los problemas que sus hermanos pueden tener es importante para todos, así como escuchar con atención sus preocupaciones y sentimientos. El comportamiento que es difícil o perturbador es menos perturbador y menos probable que el hermano tenga represalias cuando se entiende que no es intencional.

Ser generoso con el apoyo y la motivación también puede ayudar a evitar que un hermano se comporte mal para llamar la atención. Si un niño necesita un gráfico de comportamiento, por ejemplo, ofrézcale uno al otro niño. También reservar un tiempo especial de uno a uno con cada hermano, cuando sea posible (aunque solo sea una cita al mes para desayunar o un juego de cinco minutos de tic-tac-toe) puede significar mucho para que todos se sientan importantes.

 

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