Impulsividad y autocontrol. Conceptos implicados en la rivalidad de los TDAH.
Si hablamos de impulsividad en relación a los niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad), nos estamos refiriendo a la dificultad que presentan para inhibir ciertos comportamientos o conductas: demorar respuestas, esperar turnos, inhibir comportamientos o comentarios inapropiados, etc.
Cuando hablamos de autocontrol, nos referimos a la capacidad que tienen las personas de gestionar de una manera voluntaria y consciente sus actos, producciones verbales o su comportamiento en general.
Es en este punto donde queremos pararnos y plantearnos el porqué de ciertas conductas que se dan en casa y en el colegio, averiguar de qué manera podemos ayudar a su extinción y por ende, mejorar aspectos importantes que alumnos con TDAH suelen tener alterados.
En ciertas ocasiones, a los niños hiperactivos se les considera espontáneos, lanzados o directamente maleducados, y la mayoría de las veces es debido a la falta de inhibición de su conducta. Ante esto, podemos plantearnos dos explicaciones:
- La impulsividad puede ser causa del incumplimiento de normas debido a una pobre inhibición de la conducta.
- Debido a la falta para emplear el lenguaje como autoguía, aparece la impulsividad como consecuencia directa.
Por su parte, los problemas de autocontrol pueden ser consecuencia de multitud de factores, como por ejemplo:
- Falta de control de los impulsos.
- Excesivo movimiento.
- Baja atención, etc.
Ciertas investigaciones sugieren que en los niños con TDAH existe un retraso en el control de los impulsos, resumiéndolo todo en un problema de inhibición, por tanto podemos corroborar que inhibición de las conductas y falta de autocontrol son dos características del TDAH que van de la mano.
Visto el planteamiento de la falta de autocontrol y de inhibición de conductas de los niños hiperactivos, podemos centrarnos en problemas concretos que se plantean en el aula. Para ello nos basamos en la propia experiencia y en algunas que nos han comentado los profesores de niños con TDAH.
Un aspecto concreto sobre el que hemos planteado una actividad es el referido al trabajo en equipo. ¿Y por qué plantear una actividad para trabajar ese aspecto? Pues bien, porque debido a las características que estamos tratando, pueden darse diferentes comportamientos de los niños con TDAH ante situaciones o actividades en las que tengan que trabajar en equipo.
Por ejemplo: pensemos que a un alumno con TDAH le toca realizar un trabajo para el colegio en grupo, algo de lo más habitual, y resulta, que en ese grupo hay un compañero (o dos o tres) con los que no se lleva bien.
Ante esta situación, debemos hacerle ver al niño, siempre de una manera previa, anticipándonos a que se de la situación, que es necesario saber exponer de una manera asertiva nuestro punto de vista, es decir, hacerlo sin imponer su criterio, sino respetando el resto de puntos de vista. ¿Por qué decimos esto? Porque es frecuente que en la realización de trabajos grupales aparezcan discrepancias en lo relativo a muchos temas, como pueden ser la forma de realizarlos, de repartir las tareas, etc. Ante situaciones de esta índole, es preciso que los niños experimenten y pongan en práctica una serie de pasos para controlar las respuestasimpulsivas:
- Pararnos: desarrollar la capacidad de demorar la respuesta.
- No actuar: inhibir la conducta primera.
- Pensar: emplear el lenguaje interno para dirigir la conducta.
- Planificar: plantear los pasos necesarios para establecer una adecuada resolución de problemas.
- Actuar: llevar a cabo el plan que se ha diseñado.
- Evaluar: comprobar el resultado obtenido.
Como siempre, es importante que planteemos una actividad llamativa para los niños, con la que podamos en un primer momento captar su atención y mantenerla durante toda la sesión. Para ello contamos con numerosos recursos a nuestro alcance, como vídeos, sobre los que se pueden plantear preguntas reflexivas, con las que los niños analicen situaciones, desarrollen la crítica constructiva a través de comportamientos adecuados frente a inadecuados, y consideren qué tipo de comportamientos son necesarios llevar a cabo para conseguir la colaboración y el correcto desarrollo de actividades grupales.
La rivalidad, vista desde el punto de vista de la superación personal, puede ser francamente buena. Desarrollar en el niño con TDAH la superación personal, que le lleve a plantearse retos que pueda superar y por consiguiente a mejorar, es evidentemente un aspecto a potenciar.
Por el contrario, cuando contamos en el aula con alumnos que proyectan esa rivalidad hacia los compañeros, debemos ser implacables a la hora de intervenir, haciendo ver, a través del trabajo con un programa de habilidades sociales, por ejemplo, que ese es un comportamiento inadecuado, en el que a través de comentarios inapropiados, pueden dañar a los compañeros.
Por ejemplo, podemos encontrar alumnos con TDAH, al igual que sin TDAH, que no presentan mayores dificultades académicas, y ante una explicación en clase pueden verbalizar cosas del tipo: `Que aburrimiento, yo ya lo sé, no sé por qué mis compañeros no y hay que explicarlo otra vez`.
Bien, en este momento debemos presentar una consecuencia negativa hacia comportamientos de este tipo, ya que pueden ser dañinos para el resto de la clase. En su lugar, sería conveniente trabajar para conseguir que ese mismo comentario se transformase en: `Eso ya lo conozco y lo domino, si alguien quiere le puedo ayudar a entenderlo`. De esta manera, se puede desarrollar en el aula la dinámica del `compañero-tutor`, en la que un alumno ayuda a otro en la adquisición de conceptos, lo que aporta responsabilidad y compañerismo.
Según Barkley (1999), el proceso de inhibición es la clave para todas las dificultades del TDAH, no solo para la impulsividad. Veamos el resumen de las funciones ejecutivas que se encuentran alteradas para poder centrar la idea de trabajo.
- El corazón de la mente: se identifica con la capacidad de controlar las emociones, el tiempo de espera, el ajuste que tenemos ante una reacción.
- El ojo de la mente: es la capacidad para imaginar, para recordar el pasado y anticipar el futuro. Se desarrolla la guía, la previsión y la planificación.
- La voz de la mente: es la capacidad de hablarse a sí mismo, para ejercer el autocontrol. Se emplea el lenguaje interno para regular y dirigir.
- El juego de la mente: Se usa para manejar la información: analizar, sintetizar, evaluar, planificar, incidir en la toma de decisiones y en la resolución de problemas.
En definitiva, mejorando aspectos como la impulsividad y el autocontrol en nuestros alumnos hiperactivos, influiremos sobremanera en una serie de situaciones, comportamientos y pensamientos que mejorarán en general el desarrollo del afectado por TDAH.
Rocío Meca Martínez
Maestra de Educación Especial de Fundación CADAH
Bibliografía.
Martínez Martín, Mº.A. y col. Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria. Editorial Altaria (2013).
Bonet. T, Soriano. Y, Solano. C. Aprendiendo con los niños hiperactivo. Thomson (2007)
Los errores de diagnóstico más comunes en niños by Linda Spiro, PsyD
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