Mitos del tratamiento farmacológico en el TDAH

 

 

Dr. Cesar Soutullo. Director de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente, Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica, Clínica Universitaria, Universidad de Navarra

MITO 1: El Tratamiento del TDAH deber ser primero sin medicación, y si no mejora se puede usar medicación, porque los fármacos son peligrosos. 

El tratamiento del TDAH debe incluir 3 partes: 1) entrenamiento a los padres sobre el TDAH y cómo manejar aspectos de la conducta del niño, 2) apoyo y adaptación a nivel escolar, y 3) además es imprescindible un tratamiento médico con una medicación que ayude a mejorar los déficits en neurotransmisores en algunas zonas del cerebro. El tratamiento del TDAH no debe ser nunca solamente dar la medicación, pero ésta es imprescindible en la inmensa mayoría de los casos.

Cuanto más sepan, lean y pregunten los padres sobre el TDAH mejor podrán ayudar a su hijo.  Deben buscarse un médico para que evalúe y trate al niño, un médico que sea experto en niños con TDAH y que tenga tiempo y paciencia para seguir al niño a lo largo de su enfermedad.  Un médico que esté disponible.  Además los padres pueden: 1. definir reglas claras de consecuencias y premios para ciertos comportamientos; 2. ayudar al niño a terminar una tarea o encargo dividiéndolo en pasos menores; 3. aumentar la estructura y el orden de la casa; 4. establecer rutinas estables y predecibles para organizar el tiempo; 5. eliminar ruidos y distracciones; 6. modificar la conducta del niño; 7. motivarles, y 8 . aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse las normas.

Hay varios tipos de medicinas que han demostrado su eficacia en el TDAH aprobadas para su uso: los estimulantes (en España Metilfenidato: Rubifén®, Concerta® y Medikinet®; fuera de España también Dextro- metilfenidato, dextroanfetamina y mezcla de sales de anfetamina). Estas medicinas actúan principalmente sobre la dopamina. También ayudan las medicaciones no estimulantes como atomoxetina (Strattera®) con  efecto principalmente sobre la noradrenalina. Estas medicaciones son todas de primera elección en la mayoría de las guías clínicas basadas en la evidencia elaboradas por expertos. La elección de una u otra medicación debe hacerse de forma individualizada. En todo tratamiento con medicación hay una fase inicial para alcanzar una dosis adecuada, una fase de mantenimiento, donde la respuesta adecuada inicial se ha alcanzado, y una fase de perfeccionamiento, donde se hacen retoques y se atienden problemas emergentes, o nuevos síntomas. La colaboración entre el médico y los padres es esencial en las tres fases.

MITO 2: Es mejor no dar medicación al niño y usar psicoterapia u otros abordajes no farmacológicos

La psicoterapia que ayuda al niño con TDAH es el entrenamiento de los padres sobre los síntomas del TDAH, y sobre cómo controlar y manejar mejor el comportamiento del niño. La psicoterapia psicoanalítica no funciona en el TDAH, tampoco la terapia de juego, ni el entrenamiento cognitivo para "mejorar" la concentración, memoria o atención. También es muy útil el apoyo escolar, con técnicas de estudio, remediando las dificultades del niño, intentando recuperar las áreas en las que tenga especial dificultad o retraso respecto a sus compañeros.

Hay muchos mitos sobre métodos mágicos que pueden mejorar el TDAH pero que no tienen ninguna base científica.  Estos "tratamientos" se suelen ofrecer en consultas privadas con gran coste de tiempo y dinero para los padres, y sensación de fracaso para el niño. No existe evidencia de que métodos como oir música de diferentes tonos para reeducación auditiva sirva para nada, como mucho puede relajar al niño, pero se obtiene el mismo efecto comprando un disco y oyéndolo en casa.  Tampoco los ejercicios de entrenamiento y reeducación de la lateralidad cruzada ni el biofeedback de EEG son útiles.  Las dietas sin azúcar y sin colorantes no curan el TDAH.  Los tratamientos homeopáticos como agua magnetizada, hierbas de diferentes tipos, acidos grasos Omega-3 tampoco han demostrado eficacia. Algunas hierbas, aunque sean naturales, pueden ser peligrosas (no confundir natural con inofensivo).  No por ser naturales, estos remedios son buenos, y generalmente su eficacia no ha sido demostrada científicamente. Los padres deben desconfiar de remedios fáciles que prometan "curación" permanente, rápida, sin esfuerzo y que supongan un gran desembolso económico inicial. Deben desconfiar de tratamientos no publicados en revistas científicas, que impliquen el uso de algún artefacto patentado o supuesta medicación con componente secreto o no claramente conocido.

MITO 3: Las medicaciones producen adicción, porque son drogas

Este tema suele preocupar mucho a los padres y es importante que se entienda bien. Es un falso mito que el metilfenidato produzca adicción., Aunque químicamente el metilfenidato es similar a la anfetamina,  a dosis normales en TDAH y por vía oral no produce efecto euforizante.  El metilfenidato, al tratar el TDAH, de hecho reduce el riesgo de que el niño en el futuro abuse de drogas, porque disminuye su a impulsividad.  Sin embargo, dosis altas de  metilfenidato  podrían causar efecto euforizante. Po ello si se usa  en chicos con  problemas de abuso de drogas o alcohol,  debe hacerse con control cercano. Los padres deben guardar bajo llave la medicación y darles sólo una pastilla cada vez  para evitar que tomen más de lo recetado.  Esto limita el uso del metilfenidato en adolescentes con problemas de abuso de alcohol o drogas o con trastorno de conducta, pero no es el metilfenidato lo que produce éste abuso de drogas, sino el TDAH. La forma OROS®-Metilfenidato al ser una cápsula de liberación prolongada, tiene menor riesgo de abuso. La atomoxetina tampoco produce ningún efecto euforizante ni tiene riesgo de adicción.

MITO 4: La medicación produce la medicación una reducción del crecimiento en altura del niño

El efecto de los estimulantes sobre el crecimiento ha sido una preocupación de padres y médicos durante años y ha sido muy estudiado. Algunos estudios han mostrado una reducción de la ganancia esperada de altura en los primeros 3 años de tratamiento, aunque la significación clínica de éstos datos es difícil de valorar. Otros estudios encontraron una menor talla de los niños con TDAH tratados con estimulantes a los 18 años, pero no encontraron diferencias más tarde, porque los adolescentes con TDAH completaron su desarrollo un poco más tarde, y alcanzaron tallas similares a los controles. En estudios donde se interrumpía el metilfenidato los fines de semana y en vacaciones no se observó ninguna ventaja en el crecimiento, por lo que no se recomienda parar el tratamiento los fines de semana ni en vacaciones. La talla y el peso deben monitorizarse de cerca, y en aquellos niños que pierden peso o no ganan peso adecuadamente se pueden usar suplementos energéticos y calóricos. La atomoxetina tampoco reduce el crecimiento en altura.

 

Bibliografía.

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