Pautas para el manejo del TOC
por Martha Lucina Hernández,
creadora de Pedagogía Sana.
A continuación, conoce algunas pautas para el manejo del TOC o trastorno obsesivo compulsivo.
Pautas para el manejo del TOC
Crear ambientes familiares sanos
El TOC tiene un componente social muy alto, que se genera por ambientes familiares inflexibles y controladores. Esto quiere decir que una persona con TOC proviene de padres exigentes, que se vinculan con los hijos a través de la regla y de la norma, mas no desde la socioafectividad. Como consecuencia, son padres que generan gran ansiedad en los hijos.
A su vez, detrás de un padre sicorrígido, inflexible, censurador y culpabilizador hay una persona desajustada emocionalmente. Por lo tanto, es de vital importancia conseguir que ese padre, madre o persona que está a cargo de la educación del niño pueda reestructurarse afectivamente. Si se siente pleno y feliz, puede brindar un vínculo armonioso y sano.
Acercarnos desde la afectividad
Las personas con TOC sufren en alto grado; por eso, guardan mucha tristeza y emociones reprimidas. En este sentido, la recomendación se centra acercarnos a ellos afectivamente, pues sienten mucha culpa, la cual consideran que liberan por medio de los rituales.
Las personas con TOC saben que sus conductas de ansiedad, obsesiones y ritualismo son tema de disgusto por parte de los padres. Por eso, es importante que estos padres se sensibilicen y reestructuren para que el niño o joven se libere de la culpa. Es clave que los hijos sepan que sus padres van a hacer todo lo posible por ayudarlo y que ellos también van a sanar socioafectivamente.
Hacerle saber que su condición no es sinónimo de dificultad cognitiva
La mayoría de niños con TOC cuentan con coeficientes intelectuales favorables. Por eso, es importante hacerles saber que su condición no tiene nada que ver con su inteligencia. Esto porque que muchos de ellos se llenan de desconfianza y admiten que no pueden responder con plenitud en la parte académica y se creen ignorantes.
Cabe destacar que el TOC impacta en el aprendizaje y que si no se lleva un tratamiento adecuado, se corre el riesgo que llegue el momento que no puedan responder a los compromisos académicos o laborales.
Eliminar la censura, la culpa y la cantaleta
Por lo general, los niños con TOC crecen en ambientes que privilegian la cantaleta y reiteración de órdenes. La cantaleta rotula a estos chicos y los exaspera en alto grado. Como consecuencia, cultivan el resentimiento, rabia, insatisfacción y un sentimiento por querer aislarse.
En esta línea, la recomendación apunta a eliminar todo comportamiento y expresión que tenga la intención de censurar o culpabilizar. Por ejemplo, si el niño derrama la leche, en lugar de abordarlo de manera implacable con una mirada juzgadora, con un grito o con expresiones como: ”Es que no te fijas, eres un descuidado”, pasar a expresar: “no te preocupes, a cualquiera le puede suceder. Para una próxima vez, toma el vaso de esta manera”.
En el mismo sentido, es clave establecer una relación entre padres e hijos que no se centre en las problemáticas, sino en lo constructivo y lo positivo; no desde los deseos de los padres. Esto evita que los hijos tengan baja autoestima y detone en problemáticas mentales mayores.
Leer los sentimientos
Estos padres difícilmente leen a profundidad los sentimientos que sus hijos. No se percatan de la tristeza que causa vivir en un ambiente sicorrígido, ni de los miedos y angustias que han sufrido sus hijos para llegar a la condición de desarrollar un TOC.
Incluso, muchos padres cuentan con una condición llamada alexitimia, que consiste la dificultad para expresar y leer el entorno afectivo. La mayoría de estos padres creen que han hecho felices a sus hijos porque les han proporcionado bienestar material, paseos y regalos. A propósito y a manera de ejemplo, un padre me decía: “Yo siento que mi hijo ha sido muy feliz; basta con ver las fotos de los paseos que hemos tenido”. Este papá no puede percatarse que su hijo tiene un grave desorden de ansiedad y que ha sufrido mucho. Luego le pregunté al niño sobre ese tema y me dijo: “Mi papá no tiene ni idea como me siento”.
En síntesis, la felicidad se establece cuando podemos consolidar un vínculo sano y armonioso desde el sentimiento, lo que se refleja en un niño sano.
Liberarlos de emociones negativas
Los niños y los papás han crecido en conocimiento, pero tienen las emociones atascadas. Es importante contar con un profesional que pueda establecer un vínculo muy estrecho, que les permita liberarlos de todas esas emociones que los abruman y enferman, pues son condiciones que tienden a crecer como “bola de nieve”. Además, ellos, por su condición, no expresan fácilmente sus sentimientos y no lo hacen con una persona con quien no tienen vínculo afectivo estrecho y sincero.
Permitirles un contexto flexible
Al hablar de flexibilidad, no significa crear ambientes permisivos. Se trata de generar ambientes seguros afectivamente, tranquilos y armoniosos, donde la norma sea para la construcción y no para la destrucción.
Tranquilizarlos frente a sus miedos
Cuando vayan a manejar un miedo es clave tranquilizarlos y hacerles saber que el miedo es irracional; bajarles la ansiedad, por ejemplo, si al niño se le instauró el miedo de que va a tener una enfermedad grave, decirle qué síntomas tiene, corroborar su estado de salud, peso, etc. y abrazarlos o ponerle la mano en la cabeza, para tranquilizarlos.
Pedagogía Sana, una alternativa
El TOC es un trastorno muy complejo que causa mucho sufrimiento y limita totalmente la vida. No es justo vivir una vida así. Desde mi experiencia, he podido a través del enfoque de Pedagogía Sana ayudar a muchos niños jóvenes y adultos que padecen esta condición tan incapacitante y que, infortunadamente, se vuelve crónica con el tiempo y en varios casos se asocian a otros trastornos.
Por eso es muy importante contar con un manejo adecuado y asertivo.
La rehabilitación del TOC no se puede resumir a la reducción de rituales, tampoco se limita al enfrentamiento de los miedos. Para una sanación total, se requieren reestructurar el sistema afectivo. Esta es una condición interna que cuenta con una emocionalidad atascada, limitada y sufrida que desarrolla el miedo y la culpa.
Con Pedagogía Sana es posible construir vínculos estrechos con este tipo de niños y jóvenes. Esto permite liberar todo ese sufrimiento y dolor a través de un contexto flexible, liberador, armonioso y asertivo.
La experiencia de ese renacer es muy hermosa porque la consecuencia es la felicidad plena.
El círculo se completa cuando es posible reestructurar a estos padres para que puedan ver y sentir el dolor causado, lo cual los lleva a tomar decisiones con el objetivo de reparar los vínculos afectivos con sus hijos.
Martha Lucina Hernández,
creadora de Pedagogía Sana.
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