Información básica sobre el trastorno del espectro autista

por Centers for Disease Control and Prevention

Original Here

 

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos. A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras personas, pero es posible que quienes tienen un TEA se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas a otras personas. Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en inglés) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.

Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.

Signos y síntomas

Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias. Muchas personas con TEA también tienen distintas maneras de aprender, prestar atención o reaccionar ante las cosas. Algunos de los signos comienzan durante la niñez temprana y, por lo general, duran toda la vida.

Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes características:

    • No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un avión que pasa volando).
    • No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
    • Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por otras personas.
    • Evitar el contacto visual y querer estar solos.
    • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
    • Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos quieren.
    • Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan pero responder a otros sonidos.
    • Estar muy interesados en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni relacionarse con ellas.
    • Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o frases en lugar del lenguaje normal.
    • Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos habituales.
    • No jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un muñeco).
    • Repetir acciones una y otra vez.
    • Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
    • Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
    • Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que antes usaban).

Signos y síntomas

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo provocada por diferencias en el cerebro. Los científicos desconocen exactamente qué provoca estas diferencias en la mayoría de las personas con TEA. Sin embargo, algunas tienen una diferencia conocida, como una afección genética. Existen muchas causas para los TEA, si bien aún la mayoría son desconocidas.

A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras personas, pero es posible que se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas a otras personas. Las capacidades de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en inglés) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.

Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.

Los TEA comienzan antes de los 3 años de edad y duran toda la vida de la persona; no obstante, los síntomas pueden mejorar con el tiempo. Algunos niños con TEA muestran indicios de problemas futuros en los primeros meses de vida. En otros casos, es posible que los síntomas no se manifiesten hasta los 24 meses o incluso después. Algunos niños con un TEA parecen desarrollarse normalmente hasta los 18 a 24 meses de edad y después dejan de adquirir destrezas nuevas o pierden las que tenían antes. Los estudios realizados han mostrado que entre un tercio y la mitad de los padres de niños con TEA observaron un problema antes del primer año de vida de sus hijos y entre el 80 % y 90 % de los padres detectaron problemas antes de los 24 meses.

Es importante destacar que algunas personas que no tienen un TEA también pueden presentar algunos de los síntomas. Pero, en el caso de las personas con TEA, los problemas hacen que la vida sea muy difícil.

Posibles “signos de alarma”

Las personas con un TEA pueden presentar las siguientes características:

    • No responder a su nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
    • No señalar los objetos para demostrar su interés (no señalar un avión que pasa volando) para cuando tienen 14 meses de edad.
    • No jugar juegos de simulación (jugar “a darle de comer” a un muñeco) para cuando llegan a los 18 meses de edad.
    • Evitar el contacto visual y querer estar solos.
    • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
    • Presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
    • Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
    • Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
    • Irritarse con los cambios pequeños.
    • Tener intereses obsesivos.
    • Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
    • Tener reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.

Destrezas sociales

Los problemas sociales son uno de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA. Los problemas sociales de las personas con un TEA no son simplemente “dificultades” sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar problemas graves en la vida diaria.

Algunos ejemplos de los problemas sociales relacionados con los TEA son los siguientes:

    • No responder al nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
    • Evitar el contacto visual.
    • Preferir jugar solos.
    • No compartir intereses con los demás.
    • Interactuar únicamente para llegar a una meta deseada.
    • Tener expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
    • No comprender los límites del espacio personal.
    • Evitar o resistirse al contacto físico.
    • No sentir el consuelo que le dan otras personas cuando están angustiados.
    • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.

Los bebés con un desarrollo típico se interesan por el mundo y las personas que los rodean. Para cuando cumplen el primer año de vida, los niños pequeños con desarrollo típico interactúan con los demás haciendo contacto visual, repitiendo palabras y acciones, y usando gestos simples como aplaudir y decir “adiós” con la mano. Los niños con un desarrollo típico también muestran interés por los juegos sociales como las escondidas y las palmaditas con las manos. Pero los niños pequeños con un TEA pueden tener mucha dificultad para aprender a interactuar con otras personas.

Es posible que algunas personas con TEA no se interesen en absoluto en los demás. Otras, tal vez, quieran tener amigos pero no comprendan cómo entablar las relaciones de amistad. A muchos niños con un TEA les cuesta mucho aprender a turnarse y compartir, bastante más que a los otros niños. Esto puede hacer que los otros niños no quieran jugar con ellos.

Las personas que tienen un TEA pueden tener problemas para demostrar sus sentimientos o hablar de ellos. También es posible que tengan problemas para comprender los sentimientos de los demás. Muchas personas con un TEA son muy sensibles al tacto y, posiblemente, no quieran que se las abrace. Los comportamientos autoestimulantes (p. ej., aletear con los brazos) son habituales en las personas con TEA. La ansiedad y la depresión también afectan a algunas personas que tienen un TEA. Todos estos síntomas pueden hacer que los otros problemas sociales sean aún más difíciles de manejar.

Comunicación

Cada persona con TEA tiene distintas destrezas de comunicación. Algunas personas pueden hablar bien. Otras no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40 % de los niños con un TEA no hablan nada. Entre el 25 % y el 30 % de los niños con TEA dicen algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan de hacerlo.1 Otros pueden hablar pero no hasta entrada la niñez.

Algunos ejemplos de problemas de comunicación relacionados con los TEA incluyen los siguientes:

    • Presentar un retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
    • Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
    • Invertir los pronombres (p. ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
    • Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
    • No señalar ni responder cuando se les señala algo.
    • Usar pocos o ningún gesto (p. ej., no decir adiós con la mano).
    • Hablar con un tono monótono, robótico o cantado.
    • No jugar juegos de simulación (p. ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
    • No comprender los chistes, el sarcasmo ni las bromas.

Los problemas sociales son uno de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA. Los problemas sociales de las personas con un TEA no son simplemente “dificultades” sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar problemas graves en la vida diaria.

Algunos ejemplos de los problemas sociales relacionados con los TEA son los siguientes:

  • No responder al nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
  • Evitar el contacto visual.
  • Preferir jugar solos.
  • No compartir intereses con los demás.
  • Interactuar únicamente para llegar a una meta deseada.
  • Tener expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
  • No comprender los límites del espacio personal.
  • Evitar o resistirse al contacto físico.
  • No sentir el consuelo que le dan otras personas cuando están angustiados.
  • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.

Los bebés con un desarrollo típico se interesan por el mundo y las personas que los rodean. Para cuando cumplen el primer año de vida, los niños pequeños con desarrollo típico interactúan con los demás haciendo contacto visual, repitiendo palabras y acciones, y usando gestos simples como aplaudir y decir “adiós” con la mano. Los niños con un desarrollo típico también muestran interés por los juegos sociales como las escondidas y las palmaditas con las manos. Pero los niños pequeños con un TEA pueden tener mucha dificultad para aprender a interactuar con otras personas.

Es posible que algunas personas con TEA no se interesen en absoluto en los demás. Otras, tal vez, quieran tener amigos pero no comprendan cómo entablar las relaciones de amistad. A muchos niños con un TEA les cuesta mucho aprender a turnarse y compartir, bastante más que a los otros niños. Esto puede hacer que los otros niños no quieran jugar con ellos.

Las personas que tienen un TEA pueden tener problemas para demostrar sus sentimientos o hablar de ellos. También es posible que tengan problemas para comprender los sentimientos de los demás. Muchas personas con un TEA son muy sensibles al tacto y, posiblemente, no quieran que se las abrace. Los comportamientos autoestimulantes (p. ej., aletear con los brazos) son habituales en las personas con TEA. La ansiedad y la depresión también afectan a algunas personas que tienen un TEA. Todos estos síntomas pueden hacer que los otros problemas sociales sean aún más difíciles de manejar.

Comunicación

Cada persona con TEA tiene distintas destrezas de comunicación. Algunas personas pueden hablar bien. Otras no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40 % de los niños con un TEA no hablan nada. Entre el 25 % y el 30 % de los niños con TEA dicen algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan de hacerlo.1 Otros pueden hablar pero no hasta entrada la niñez.

Algunos ejemplos de problemas de comunicación relacionados con los TEA incluyen los siguientes:

    • Presentar un retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
    • Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
    • Invertir los pronombres (p. ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
    • Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
    • No señalar ni responder cuando se les señala algo.
    • Usar pocos o ningún gesto (p. ej., no decir adiós con la mano).
    • Hablar con un tono monótono, robótico o cantado.
    • No jugar juegos de simulación (p. ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
    • No comprender los chistes, el sarcasmo ni las bromas.

Diagnóstico

El diagnóstico de los TEA pueden ser difíciles de hacer debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para llegar a un diagnóstico, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo del niño.

A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más grandes. Este retraso significa que hay niños con TEA que podrían no obtener la ayuda temprana que necesitan.

Tratamiento

Actualmente, no existe una cura para los TEA. Sin embargo, las investigaciones muestran que los servicios de tratamiento de intervención temprana pueden mejorar el desarrollo de estos niños.2, 3 Los servicios de intervención temprana ayudan a los niños desde el nacimiento hasta los 3 años (36 meses) de edad a aprender destrezas importantes. Estos servicios pueden incluir terapia para ayudar al niño a hablar, caminar e interactuar con los demás. Por lo tanto, es importante hablar con el médico de su hijo lo antes posible si piensa que su hijo tiene un TEA u otro problema del desarrollo.

Incluso si a su hijo no se le ha diagnosticado un TEA, podría reunir los requisitos para recibir servicios de tratamiento de intervención tempana. La Ley para la Educación para Personas con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés) establece que los niños menores de 3 años (36 meses) de edad que estén en riesgo de tener retrasos del desarrollo podrían reunir los requisitos para recibir servicios. Esos servicios se prestan mediante un sistema de intervención temprana en su estado. A través de ese sistema, puede solicitar una evaluación.

Además, el tratamiento de síntomas particulares, como la terapia del habla para los retrasos en el lenguaje, no requiere que espere hasta recibir un diagnóstico formal de TEA.

Causas y factores de riesgo

No se conocen todas las causas de los TEA. Sin embargo, hemos aprendido que, probablemente, existan muchas causas para múltiples tipos de TEA. Puede haber muchos factores distintos que hagan que un niño tenga más probabilidades de tener un TEA, incluidos factores ambientales, biológicos y genéticos.

¿A quiénes afecta?

Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero es 4.5 veces más frecuente en los niños que en las niñas.

Si tiene alguna inquietud

Si piensa que su hijo puede tener un TEA o que puede haber un problema en la forma en que juega, aprende, habla o actúa, comuníquese con el médico de su hijo y coméntele sus inquietudes.

Si usted o el médico siguen teniendo inquietudes, pídale al médico que lo remita a un especialista que pueda evaluar a su hijo en mayor profundidad. Los especialistas que pueden hacer una evaluación en mayor profundidad y llegar a un diagnóstico son los siguientes:

  • Pediatras del desarrollo (médicos que tienen una capacitación especial en el desarrollo de los niños y en los niños con necesidades especiales)
  • Neurólogos pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los nervios)
  • Sicólogos o siquiatras para niños (médicos que saben acerca de la mente humana)

Al mismo tiempo, llame al sistema público de intervención infantil temprana de su estado para solicitar una evaluación gratuita a fin de saber si su hijo reúne los requisitos para recibir servicios de intervención. A veces, a esta evaluación se la llama evaluación “Child Find”. No es necesario que espere a que el médico le dé una remisión o haga un diagnóstico para hacer esta llamada.

El lugar al que debe llamar para obtener una evaluación gratuita del estado depende de la edad de su hijo:

  • Si su hijo aún no ha cumplido los 3 años, comuníquese con su sistema local de intervención temprana.
  • Si su hijo tiene 3 años o más, comuníquese con el sistema de educación pública local.
    • Incluso si su hijo todavía es demasiado pequeño para el jardín de infantes o no está inscrito en la escuela pública, llame a su escuela primaria  o a la junta de educación local y pida hablar con alguien que pueda ayudarlo a conseguir una evaluación para su hijo.

Las investigaciones muestran que los servicios de intervención temprana pueden mejorar considerablemente el desarrollo del niño.2, 3 A fin de asegurarse de que su hijo alcance su máximo potencial, es muy importante obtener ayuda para los TEA lo más pronto posible.

Referencias

  1. Lord C, Risi S, DiLavore PS, Shulman C, Thurm A, Pickles A. Autism from 2 to 9 years of age. Arch Gen Psychiatry. 2006 Jun;63(6):694-701.
  2. Handleman, J.S., Harris, S., eds. Preschool Education Programs for Children with Autism (2nd ed). Austin, TX: Pro-Ed. 2000.
  3. National Research Council. Educating Children with Autism. Washington, DC: National Academy Press, 2001.
  4. Huquet G, Ey E, Bourgeron T. The genetic landscapes of autism spectrum disorders. Annu Re Genomics Hum Genet. 2013; 14: 191-213.
  5. Rosenberg RE, Law JK, Yenokyan G, McGready J, Kaufmann WE, Law PA. Characterisitics and concordance of autism spectrum disorders among 277 twin pairs. Arch Pediatr Adolesc Med. 2009; 163(10): 907-914.
  6. Hallmayer J, Cleveland S, Torres A, Phillips J, Cohen B, Torigoe T, Miller J, Fedele A, Collins J, Smith K, Lotspeich L, Croen LA, Ozonoff S, Lajonchere C, Grether JK, Risch N. Genetic heritability and shared environmental factors among twin pairs with autism. Arch Gen Psychiatry. 2011; 68(11): 1095-1102.
  7. Ronald A, Happe F, Bolton P, Butcher LM, Price TS, Wheelwright S, Baron-Cohen S, Plomin R. Genetic heterogeneity between the three components of the autism spectrum: A twin study. J. Am. Acad. Child Adolesc. Psychiatry. 2006; 45(6): 691-699.
  8. Taniai H, Nishiyama T, Miyahci T, Imaeda M, Sumi S. Genetic influences on the board spectrum of autism: Study of proband-ascertained twins. Am J Med Genet B Neuropsychiatr Genet. 2008; 147B(6): 844-849.
  9. Ozonoff S, Young GS, Carter A, Messinger D, Yirmiya N, Zwaigenbaum L, Bryson S, Carver LJ, Constantino JN, Dobkins K, Hutman T, Iverson JM, Landa R, Rogers SJ, Sigman M, Stone WL. Recurrence risk for autism spectrum disorders: A Baby Siblings Research Consortium study. Pediatrics. 2011; 128: e488-e495.
  10. Sumi S, Taniai H, Miyachi T, Tanemura M. Sibling risk of pervasive developmental disorder estimated by means of an epidemiologic survey in Nagoya, Japan. J Hum Genet. 2006; 51: 518-522.
  11. DiGuiseppi C, Hepburn S, Davis JM, Fidler DJ, Hartway S, Lee NR, Miller L, Ruttenber M, Robinson C. Screening for autism spectrum disorders in children with Down syndrome. J Dev Behav Pediatr. 2010; 31: 181-191.
  12. Cohen D, Pichard N, Tordjman S, Baumann C, Burglen L, Excoffier E, Lazar G, Mazet P, Pinquier C, Verloes A, Heron D. Specific genetic disorders and autism: Clinical contribution towards their identification. J Autism Dev Disord. 2005; 35(1): 103-116.
  13. Hall SS, Lightbody AA, Reiss AL. Compulsive, self-injurious, and autistic behavior in children and adolescents with fragile X syndrome. Am J Ment Retard. 2008; 113(1): 44-53.
  14. Zecavati N, Spence SJ. Neurometabolic disorders and dysfunction in autism spectrum disorders. Curr Neurol Neurosci Rep. 2009; 9(2): 129-136.
  15. Christensen J, Grønborg TK, Sørensen MJ, Schendel D, Parner ET, Pedersen LH, Vestergaard M. Prenatal valproate exposure and risk of autism spectrum disorders and childhood autism. JAMA. 2013; 309(16): 1696-1703.
  16. Strömland K, Nordin V, Miller M, Akerström B, Gillberg C. Autism in thalidomide embryopathy: a population study. Dev Med Child Neurol. 1994; 36(4): 351-356.
  17. Gardener H, Spiegelman D, Buka SL. Perinatal and neonatal risk factors for autism: a comprehensive meta-analysis. Pediatrics. 2011; 128(2): 344-355.
  18. Durkin MS, Maenner MJ, Newschaffer CJ, Lee LC, Cunniff CM, Daniels JL, Kirby RS, Leavitt L, Miller L, Zahorodny W, Schieve LA. Advanced parental age and the risk of autism spectrum disorder. Am J Epidemiol. 2008; 168(11): 1268-1276.

Apraxia o dispraxia verbal: Descripción y orientaciones de intervención. Por María Gortázar Díaz 

Dislexia Diagnóstico y tratamiento Escrito por el personal de Mayo Clinic

Apraxia del habla infantil Escrito por el personal de Mayo Clinic

La ansiedad en el salón de clases por Rachel Ehmke

Contener los berrinches versus manejar las crisis emocionales por Amanda Morin

Cómo desarrollar las habilidades sociales en los niños por Valeria Sabater

Trastornos de ansiedad y TDHA por healthychildren.org American Academy of Pediatrics

Trastornos de ansiedad Escrito por el personal de Mayo Clinic

Trastorno negativista desafiante Escrito por el personal de Mayo Clinic

Entender los problemas de su hijo con la coordinación física y el movimiento por El equipo de Understood

Cómo se tratan los problemas de aprendizaje por  American Academy of Pediatrics