El desarrollo de la agresividad física

Richard E. Tremblay, PhD, FRSC, OQ

University College Dublin, Ireland and University of Montreal, Canadá

 

Introducción

La violencia física demostrada por adolescentes y adultos jóvenes es una preocupación importante en todas las sociedades modernas. De hecho, el riesgo de ser arrestado y encontrado culpable de comportamiento criminal es más alto durante la adolescencia tardía y la temprana adultez que en cualquier otro momento de la vida. Durante los últimos 40 años, cientos de estudios han intentado darnos claridad sobre cómo los juguetones niños se convierten en delincuentes juveniles. Poca supervisión parental, quiebre familiar y malas influencias de sus pares, y situación de pobreza: todas estas variables han demostrado estar asociadas con delincuencia juvenil con uso de violencia.1,2  Casi todos los arrestos hechos por crímenes violentos han sido a varones. La principal explicación para el comportamiento violento ha sido por mucho tiempo la siguiente: “los comportamientos agresivos y violentos son respuestas aprendidas para la frustración. También pueden ser aprendidas como instrumentos para alcanzar metas, y el aprendizaje ocurre mediante la observación de modelos para dichos comportamientos. Tales modelos pueden ser observados en la familia, entre los pares, en alguna otra parte del barrio, a través de los medios de comunicación masivos o en la pornografía violenta”.3 

Resultados de investigaciones recientes

A pesar de que la mayoría de la investigación sobre agresión tiende a enfocarse en adolescentes y adultos, los estudios longitudinales que usan grandes muestras aleatorias de recién nacidos comenzaron a seguir el desarrollo de la agresividad física desde la infancia hace aproximadamente 15 años. Estos estudios han demostrado ahora que la mayoría de los niños comienza a hacer uso de la agresión física entre el final del primero y el segundo año después de nacidos.4,5 A pesar de ello, hay diferencias sustanciales en la frecuencia de la agresión física tanto entre los lactantes como también entre los párvulos.6,7,8,9 Una gran mayoría de los niños hace uso ocasional de la agresión física, una minoría usa la agresión física mucho menos seguido que la mayoría, mientras que otra minoría hace uso mucho más frecuente de la agresión física que los otros. Los niños en edad preescolar que son referidos a clínicas por problemas conductuales son generalmente derivados por comportamientos de agresividad física.9

Los datos disponibles sobre el desarrollo de la agresividad física durante los años preescolares han demostrado que la frecuencia en el uso de la agresión física aumenta durante los primeros 30 a 42 meses de vida y luego disminuye de modo regular.6-8 Menos niñas que niños alcanzan los niveles altos de frecuencia, y las niñas tienden a reducir la frecuencia de las agresiones más tempranamente.10 Adicionalmente, estudios longitudinales hasta la adolescencia muestran que la edad preescolar es un periodo sensible para aprender a regular la agresividad física. De hecho, la minoría de los niños en la escuela primaria (5% a 10%) que continúan mostrando altos niveles de agresividad física, permanecen en riesgo de involucrarse en comportamientos físicamente violentos durante  la adolescencia.11,12 

Curiosamente, mientras que la frecuencia de la agresión física mostró una caída a partir del tercer o cuarto año de edad, la de agresión indirecta (hacer alusiones peyorativas sobre otra persona a sus espaldas) aumentó sustancialmente entre los 4 y los 7 años de edad, y las niñas tendieron a usar esta forma de agresión más frecuentemente que los niños.13,14 

Los factores principales de riesgo que conducen a que las mujeres den a luz niños con serios problemas de agresividad física son los siguientes: un bajo nivel educacional, historial de problemas conductuales, corta edad de la madre en el momento del primer parto, tabaquismo durante el embarazo y bajo nivel de ingresos.6-8,15,16 El estudio de amplias muestras de gemelos, también apunta a los efectos genéticos.17

Conclusiones

Contrario a la creencia popular, los niños no necesitan ser testigos de modelos de agresividad física para iniciarse en el uso de ésta. En 1972, Donald Hebb, uno de los padres de la psicología moderna, escribió que los niños no necesitan aprender a tener rabietas.18 En su libro de 1979 sobre desarrollo social, Robert Cairns les recordó a los estudiantes de desarrollo humano que los animales más agresivos eran aquellos que habían sido aislados al momento de nacer.19 De hecho, como otros animales, los niños humanos usan espontáneamente la agresión física cuando están fuertemente determinados a conseguir sus metas, por ejemplo, cuando están enojados o cuando desean fervientemente un objeto que se encuentra en posición de alguien más.20 Por lo tanto, los estudios sobre la frecuencia de la agresión física durante la temprana infancia indican que los niños no necesitan aprender a usar la agresión física en su entorno; más bien aprenden a no usarla. Este aprendizaje se da a través de variadas formas de interacción con el medio, como por ejemplo, ser herido en un intento por agredir a alguien y recibir una reprimenda por parte de adultos, pero también a través del llamado “juego de contacto”21 y de la agresión indirecta.14

A pesar de que estudios recientes sobre el desarrollo de la agresividad en los primeros años ha mejorado sustancialmente nuestra comprensión sobre el desarrollo de la agresividad en lapsos de la vida, todavía no hemos dilucidado adecuadamente los mecanismos que explican por qué algunos infantes son más agresivos físicamente que otros, por qué algunos se involucran poco en la agresividad física, por qué las niñas tienden a cometerla menos seguido que los niños, por qué hay niños que aprenden alternativas a la agresión física antes de entrar a la escuela y por qué una minoría no lo consigue.

Implicancias para el servicio y la política

La investigación sumariada anteriormente tiene implicancias importantes para la prevención de la agresividad física. Primero, la primera infancia probablemente sea la mejor ventana de oportunidad para ayudar a los niños en riesgo de convertirse en agresores físicos crónicos, porque la mayor parte de los niños aprende alternativas a la agresión física durante este periodo. Para alcanzar esta meta, probablemente necesitemos apoyo intensivo para las familias de alto riesgo, comenzando por el embarazo.22 Segundo, dado que la mayoría de las personas han usado la agresión física durante la primera infancia, la mayoría se encuentra también en riesgo de usarla de nuevo si se encuentran en una situación donde no vean una alternativa satisfactoria. Esto explicaría por qué muchos crímenes violentos son cometidos por individuos que no tienen un historial de agresividad física crónica, y por qué tantos conflictos familiares, grupos étnicos, grupos religiosos, clases socioeconómicas y naciones terminan en agresión física. Es por esto que necesitamos políticas que reduzcan al mínimo las situaciones que crean conflicto entre los ciudadanos de todas las edades.

Referencias

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Para citar este artículo:

Tremblay RE. El desarrollo de la agresividad física. En: Tremblay RE, Boivin M, Peters RDeV, eds. Tremblay RE, ed. tema. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia [en línea]. http://www.enciclopedia-infantes.com/agresividad-agresion/segun-los-expertos/el-desarrollo-de-la-agresividad-fisica. Actualizado: Enero 2012 (Inglés). Consultado: 21/06/2018.